Goza el ritmo, rápido o lento

Cuando se trata de sexo, hay una pregunta que surge antes del clásico “¿te gustó?”.

Muchas veces, la primera inseguridad es “¿rápido o lento?”, y, aunque no hay una respuesta universal, lo cierto es que el ritmo lo es todo. No se trata solo de moverse, sino de cómo te mueves, cuándo cambiar de velocidad y, sobre todo, de disfrutar el momento en pareja.

Así mismo, si el sexo es rápido o lento, puede llegar a estar determinado por el tiempo, lugar o circunstancias. Por ejemplo, si el sexo se presenta antes de entrar a una junta, ir a un lugar o en algún evento, es más probable que el sexo sea rápido, con movimientos intensos y con una mayor excitación.

Por el contrario, si el sexo es en un lugar apacible, sin prisas, con mayor intimidad, es posible que los movimientos sean más suaves, tranquilos, combinados con caricias y juegos previos. En todo caso, ambos tienen sus pros y sus contras, y no son las únicas condiciones en las que se puede presentar este tipo de sexo.

El lado sexy de lo lento

Ir lento no es aburrido. Repetimos, ¡ir lento no es aburrido! De hecho, puede ser una de las cosas más sensuales que existen.

Cuando bajas la velocidad, hay más tiempo para explorar, para ver las reacciones del cuerpo del otro, para sentir, para besar, tocar mejor y saborear cada parte como si fuera postre.

Ventajas del sexo lento:

Se genera más conexión y tensión sexual.
La respiración y el cuerpo se sincronizan.
Da tiempo para jugar con gemidos, caricias y miradas matadoras.
El orgasmo tarda… Pero cuando llega, ¡oh my God!

El sexo lento es ideal para los que aman el romance o simplemente quieren durar más en la cama. ¡Sí, tú sabes quién eres!

El fuego de lo rápido

Ahora, vámonos al otro extremo: el sexo rápido, directo y sin escalas. Aquí el lenguaje corporal grita “te deseo ya”, todo fluye con la urgencia de una escena de película adolescente bien ejecutada.

Cuando aumentas la velocidad, hay más deseo, ganas de saciar la calentura, y mucha, pero mucha ¡pasión!

Ventajas del sexo rápido:

Perfecto cuando no hay mucho tiempo (o cuando el deseo no aguanta ni medio segundo).
Libera tensión y te llena de adrenalina.
Es intenso, enérgico y muchas veces… impredecible.
No necesitas gran planificación, a veces el lugar menos pensado puede ser el más caliente.

El rapidín también tiene su magia, pero eso sí, no abuses o puede sentirse como una carrera sin meta.

¿Y si mezclamos?

La verdadera clave del éxito es combinarlo todo, ¡mezclar, jugar y disfrutar! No se trata de elegir entre rápido o lento como si fuera un combo a seleccionar. El sexo es un buffet y tú decides si quieres ir directo al plato fuerte o saborear todo el menú.

Empieza lento, sube la velocidad, baja otra vez. Cambia ritmos, explora nuevas posiciones, juega con juguetes… El chiste es que ambos disfruten del ritmo que están creando.

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