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Cuando el juego es peligroso; fisting y prolapsos

Cuando el juego es peligroso; fisting y prolapsos

En el universo de la sexualidad, hay prácticas que levantan más cejas que otras, y el fisting (sí, esa práctica donde se introduce la mano completa en la vagina o el ano) es de esas que se ganan la fama por lo intenso y lo extremo. Pero, ¿sabías que llevar esta práctica sin cuidado puede abrir la puerta a algo mucho menos sexy y riesgoso? 

Un prolapso ocurre cuando los músculos y tejidos que sostienen los órganos pélvicos (como la vejiga, el recto o el útero) se debilitan y estos órganos se deslizan o “prolapsan” hacia la vagina o el ano. No, no es una película de terror, pero sí puede ser algo doloroso, incómodo y que necesite atención médica inmediata. 

Entre las causas más comunes están los partos, levantar mucho peso, el envejecimiento… y sí, las prácticas sexuales intensas o sin la preparación adecuada también pueden aumentar el riesgo.

Fisting, la práctica que exige respeto

El fisting puede ser una experiencia de conexión, placer extremo y mucha confianza con la pareja, pero aquí no hay lugar para la improvisación. Lubricante a chorros, comunicación constante y preparación previa son la clave. Forzar las cosas, ir sin guía o hacerlo sin pausas puede generar lesiones en los músculos pélvicos, irritación y, en casos más extremos, facilitar un prolapso.

Entonces, ¿fisting es igual a un prolapso asegurado? Para nada, el fisting no tiene por qué ser sinónimo de daño si se practica de forma responsable. Igual que no vas al gym a levantar 100 kilos en tu primer día, tampoco deberías intentar una sesión extrema sin conocimiento ni progresión. Escuchar a tu cuerpo, ir poco a poco y nunca ignorar el dolor son reglas de oro.

Cómo mantener la zona a salvo

Si eres fan o curioso del fisting, considera esto tu kit básico de prevención y cuidado:

  • Entrenamiento progresivo: empieza con juguetes más pequeños y ve avanzando poco a poco.
  • Lubricación, lubricación y más lubricación.
  • Descansos y comunicación: si algo duele o no fluye, se detiene en ese momento y se intenta días posteriores. 
  • Fortalece el suelo pélvico: ejercicios como los Kegel son tus mejores amigos, ellos te ayudarán a resistir progresivamente este tipo de prácticas.

Como vamos viendo, el placer no tiene por qué ser extremo para ser bueno, experimentar es válido, descubrir nuevas formas de placer también, pero la salud sexual siempre va primero. Los prolapsos no son algo que quieras tener en tu historial por una mala sesión de fisting. 

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Fuentes: 

Sexualidad