Ginefilia: atracción femenina sin etiquetas

¿Alguna vez te has sentido atraídx por lo femenino sin importar el género de la persona? Bueno, eso tiene nombre, y se llama ginefilia. Esta palabra, poco conocida, pero cada vez más presente en las conversaciones sobre diversidad sexual, describe la atracción emocional, sexual o romántica hacia las personas que expresan feminidad.

Sí, así como lo lees, no importa si la persona que te atrae es una mujer cisgénero, una mujer trans, una persona no binaria con expresión femenina o cualquier otra identidad. Lo que te atrae es la energía femenina, la suavidad, la estética, la sensualidad, lo femenino en sí mismo.

No es orientación, es atracción

Aquí es importante aclarar algo. La ginefilia no es una orientación sexual en sí, sino una forma de experimentar la atracción. En lugar de fijarse únicamente en el género, se enfoca en la expresión de género. Es decir, una persona puede ser heterosexual, homosexual, bisexual o pansexual y, al mismo tiempo, ser ginefílica si siente afinidad por lo femenino.

Pongamos un ejemplo: un hombre heterosexual que se siente atraído por mujeres cis y mujeres trans con expresión femenina, puede considerarse ginefílico. O por su parte, una persona no binaria que se siente sexualmente atraída por chicas femeninas también puede considerarse ginefílica.

En ese sentido, la ginefilia rompe con la idea tradicional de que la atracción siempre debe estar ligada al sexo biológico.

Ahora bien, es importante mencionar que es diferente al lesbianismo. En el caso de las mujeres lesbianas, se sienten atraídas física, mental y sexualmente hacia otras mujeres.

Además, el opuesto de la ginefilia es la androfilia, que es la atracción por lo masculino, sin importar el género de la persona. Ambos conceptos se usan cada vez más en contextos donde se busca hablar con más libertad, respeto e inclusión sobre las distintas maneras de vivir la sexualidad y el deseo.

¿Por qué es importante hablar de esto?

Saber que existen términos como la ginefilia permite que muchas personas se reconozcan, se validen y se nombren sin tener que ajustarse a categorías rígidas.

Además, ayuda a construir un entorno donde hablar de sexualidad sea algo sano, libre y sin prejuicios. Porque no hay una sola forma “correcta” de desear. Lo importante es que lo vivas desde el respeto, el consentimiento y el cuidado.

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